diumenge, 20 de maig del 2012

LA DIGITALIZACIÓN CINECLUBISTA, PREOCUPACIONES Y RETOS DE UN FUTURO PRÓXIMO (2)

FF Coppola
El 23 de agosto de 2010 subí un post sobre la digitalización de las salas cineclubistas, nuestros retos, problemas, anhelos y deseos. Ya pasó tiempo y muchas cosas han sucedido. 

En enero del 2011 nos encontramos de nuevo en Vic para tratar del tema y fue una reuníón más informativa que resolutiva. Nos dábamos cuenta de que estábamos en medio de un proceso de cambio y que las incógnitas eran muchas más que las certezas. Nos pareció que el formato del Blu-Ray parecía un camino a seguir que en algunas cosas recordaba la presencia del 16mm en los 70' en cuanto a su papel de democratización del acceso del público al cine. Por un lado la calidad de proyección desde un proyector de alta definición era muy buena y por otro lado los costes significavan un alivio en tiempos de crisis. En ese momento las distribuidoras de "arte y ensayo" nos sugerían que se iban a estrenar copias tanto en 35mm como en Blu-Ray, cuando todavía el 2K no estaba todavía en el mercado para este tipo de películas.

El 24 de marzo de este 2012 nos volvimos a reunir en Barcelona y en la orden del día estaba de nuevo el tema de la digitalización de pantallas. Algunas cosas habían cambiado. Para mal. Vamos a verlo.

¿Qué es la norma DCI? La norma equivalente ISO aprobada por la Unión Europea  se conoce como DCI y rige las proyecciones digitales en la UE. Todos los proyectores digitales instalados en cines comerciales han de tener el certificado DCI. EL Digital Cinema Initiatives, LLC (DCI) es un consorcio creado el 2002 por Disney, Fox, Paramount, Sony Pictures, Universal y Warner Bros. Ningún proyector que no tenga este certificado no podrá proyectar cine, como mínimo el de las majors. Esta norma se ha acabado constituyendo como el standard global. Las distribuidoras controlan las proyecciones con un código por cada exhibición. Este código se facilita poco tiempo antes de cada pase, aumentando el control que las multinacionales tienen sobre las copias. En eso se basa la nueva estrategia de mercado. En el absoluto control de todo el proceso. Abro un paréntesis. En los proyectores digitales DCP (disco duro) de primera generación a alguién se le ocurrió colocar un dispositivo de salida de señal de audio y vídeo. Cuando miles y miles de proyectores ya estaban instalados, las Majors obligaron a cambiar todos esos proyectores y eliminar ese dispositivo de salida. Hoy los proyectores digitales tienen elementos de entrada de señal pero ninguno de salida. En el mercado de segunda mano abundan estos equipos de la primera generación (convenientemente "reparados").

¿Y las copias en 35mm? Las películas de nuestro circuito de "arte y ensayo" ya se estrenan casi todas en disco duro DCP (compatible con la norma DCI) y las copias en 35mm son ya muchas menos. Por lo que ya ahora mismo los cineclubs tienen problemas de acceso a ellas. Hay muchos puntos de proyección no digitalizados que tienen que competir por esas pocas copias en 35mm. También se está notando el consiguiente mayor desgaste de la copia de poliester. Esta norma DCI, que ha sido impuesta por las Majors a la UE, en aras de la lucha contra la piratería y la defensa de la libertad de mercado (especialmente la que protege sus intereses) está perjudicando seriamente no solo la exhibición en cineclubs sino también en pequeños cines en zonas rurales y pequeñas poblaciones. La propia UE ya se dio cuenta en 2010 de los peligros que escondía esta normalización (1)

 ¿Y que pasó con el Blu-Ray? Lo que en en enero de 2011 nos parecía una salida ahora ya no lo es tanto. El ministerio de Cultura que es el que autoriza y da el certificado de exhibición a las películas de estreno no considera este formato como formato "de estreno" y por lo tanto dificulta la utilización de este soporte en las salas de cine de pequeñas poblaciones y  en cineclubs. Recuerdo que el Blu-Ray tiene una definición de 1.9, tan cerca del 2.0 del DCP que un ojo humano no puede encontrar diferencias. De nuevo se demuestra que la imposición de la DCI solo responde a los intereses de las grandes corporaciones.

¿Y los precios? En el mercado un proyector digital DCI nuevo puede costar de 80000 a 120000euros (si és 3D), pero ya hay proyectores de segunda mano que llegan a costar menos de la mitad (40000euros). Estos son los proyectores de primera generación que comentábamos anteriormente. Si queremos utilizar este proyector para exhibir películas en Blu-Ray necesitamos instalar un escalador. (900euros). También necesitaremos adaptar la cabina e instalar sonido digital en la sala. Unos 5000euros más.
Pero los costes no acaban aquí. Los proyectores de 35mm se han manifestado como robustos y muy eficientes. Hay proyectores de los años 60 y 70 funcionando en la actualidad de forma óptima. Con los proyectores digitales entramos en la era de los consumibles. ¿A alguién le suena como funciona el negocio de las impresoras y los cartuchos de tinta? ¿O de los ordenadores y su necesidad constante de actualización?
Los proyectores digitales se tendrán que ir actualizando constantemente: nuevos softwares que se adapten a los caprichos de las innovaciones del mercado. Un ejemplo: las lámparas de los proyectores. Una làmpara de projector digital tiene una duración de entre 500-600 hores y un coste de 1200 euros (la de los proyectores de 35mm duran unas 700-800 hores y tienen un coste de unos 400euros). En la actual era de desarrollo tecnológico desenfrenado, parece evidente que los costes por este concepto se harán tremendamente tenaces para cineclubs y pequeñas salas alternativas.

La financiación para las salas comerciales se ha realizado en buena parte a través del Virtual Print Fee apareciendo la figura del Integrador. Como comenta Daniel Gallejones, gerente de Dionet: "El Virtual Print Fee o aportación del distribuidor al exhibidor, es un modelo que nace en los Estados Unidos como consecuencia de la necesidad local de un intermediario entre las partes en conflicto. Se trata del Integrador, una empresa, generalmente de capital riesgo, que financia la instalación de equipos digitales en los cines a cambio de un porcentaje. Negocia con los fabricantes de equipos, con las grandes cadenas de exhibición norteamericanas y con los grandes estudios. Estos ceden a los integradores parte del ahorro de copias (Virtual Print Fee) y los integradores les proporcionan  un parque suficiente para posibilitar el negocio. El modelo se ciñe a un periodo limitado de tiempo tras el cual no habrá más VPF. El exhibidor recibe un proyector que no es suyo y deberá proyectar las películas que le indique el integrador, por el tiempo que este desee que esten en cartel. Deberá pagar el coste del proyector y parte de los beneficios del integrador en cómodos plazos, siendo su principal cometido limpiar las salas entre proyección y proyección. El modelo de integrador es más caro, pues en el fondo, se trata de sentar a un tercer comensal a la mesa, para repartirse el pastel. Este modelo cambia el concepto de exhibidor y le aleja de su función de programador de sala". Sin comentarios.
De nuevo se trata de un modelo de financiación que no puede responder por igual a todos los exhibidores. Especialmente a salas alternativas y cineclubs. Como indica el informe sobre el cine europeo en la era digital, del Parlamento Europeo del 19 de octubre de 2011 los cines pequeños están teniendo problemas para llevar a cabo su reconversión digital. De hecho, a finales de 2010 sólo el 11 por ciento de los cines de una sola pantalla se habían digitalizado, frente al 89 por ciento de los multiplex, que ya en esa fecha al menos contaban con una sala digital. En este sentido, el estudio señala que los cines de una sola pantalla son una parte importante del paisaje del cine europeo, con casi el 60 por ciento de todas las salas. Aunque probablemente su papel no sea significativo en los resultados de taquilla, estos cines más pequeños juegan un importante papel social y cultural en muchas localidades. Según este informe, el hecho de que estos cines ‘monopantalla’ no se hayan digitalizado pone de manifiesto que los modelos de financiación comercial actuales no pueden cubrir las necesidades de digitalización de todas las salas de cine europeas, provocando una brecha que afectará al 15 ó al 20 por ciento de las pantallas europeas.

Dejaremos para otro post como afecta la digitalización a la distribución. Ahora cierro este dándome cuenta de como los intereses de unas grandes empresas han impuesto a nuestros gobernantes sus normas para su propio lucro. Las ayudas estatales o de los gobiernos regionales a la digitalización del parque de salas significan un trasvase de dinero público a esas empresas. Estamos financiando su negocio.


1) Ahora bien, esas especificaciones tienen un coste: las resoluciones 2k y 4k exigen una fuerte inversión de los cines, muchos de los cuales atraviesan dificultades financieras. No todos los cines europeos tienen claro que obtendrán beneficios a corto plazo (salvo, quizás, los que proyecten películas en 3D) o incluso a largo plazo (dado que los proyectores digitales tienen un periodo de vida útil más corto que los proyectores de 35 mm y, en consecuencia, además de ser más caros deberán reemplazarse más a menudo). EUROPEAN COMMISSION. Brussels, 24.9.2010. COM(2010) 487 final. COMMUNICATION FROM THE COMMISSION TO THE EUROPEAN PARLIAMENT, THE COUNCIL, THE EUROPEAN ECONOMIC AND SOCIAL COMMITTEE AND THE COMMITTEE OF THE REGIONS









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