divendres, 18 de setembre del 2015

EN COLOMBIA HAY CINECLUBS, PERO NO CINECLUBISMO

Llevo ya unos 8 meses en Colombia y he tenido varias experiencias con cineclubs en este país, especialmente en Bogotá. Estoy colaborando con el cineclub la imagen viajera en la parte de programación y comunicación y he realizado un taller de formación de cineclubsen la Cinemateca Distrital, especialmente dirigido a sus salas asociadas, muchas de ellas cineclubs. A partir de esa experiencia llego a algunas conclusiones, muy personales. Las enumero y las justifico

  • En Colombia el cineclubismo no existe.
  • La organización es la clave de la existencia de un movimiento cineclubista.
  • La gratuidad de las exhibiciones cineclubistas en Colombia es un cáncer.
  • Los cineclubs en Colombia no juegan ningún papel en el tablero del sector del cine. 

La primera afirmación quiere ser polémica, pero solo para despertar alguna reflexión en torno a la realidad un tanto sui generis de los cineclubs en Colombia, especialmente cuando los comparamos con el movimiento cineclubista de otros países, incluso en su entorno regional americano.
Claro, en Colombia hay cientos de cineclubs, o al menos así se autodenominan. Y sin embargo la realidad es que son únicamente puntos de exhibición alternativos, con un claro trabajo de difusión de un cierto tipo de cine alejado del mainstream. Realizan una actividad loable en cuanto que en muchas ocasiones esos puntos de exhibición son la única oportunidad para ver un cine diferente. Pero solo con esa actividad no podemos hablar de cineclubs. Un cineclub no es solo encontrarse para ver películas.


Puede parecer inútil regresar una y otra vez a la definición de cineclub y sin embargo, puede resultar útil en cuanto a que el vocablo se ha prestado a usos de todos tipos, lejos del que históricamente ha configurado una realidad de movimiento en todo el mundo. 

Dice Felipe Macedo en su “Manual do cineclube”:
1. Los cineclubs no tienen fines lucrativos.
2. Los cineclubs tienen una estructura democrática.
3. Los cineclubs tienen un compromiso cultural o ético.

Un Cine Club (cineclub o cine-club) es una organización de personas que se reúnen para la apreciación de obras cinematográficas de forma colectiva. El carácter democrático, reflexivo y participativo es inherente a esta actividad, que busca educar a los públicos a través del debate horizontal entre los participantes y el acceso a obras que en general no se encuentran en el circuito comercial.

Museos, entidades educacionales, asistenciales u otras generan buenas iniciativas de difusión del cine, justas, eficientes y necesarias pero, en rigor, no son democráticas (por supuesto, no toda organización debe, necesariamente, ser democrática; con frecuencia, la especialización, la necesidad de formación previa o la existencia de fines precisos determinan la necesidad de dirigentes escogidos con otros criterios que no deben ser considerados antidemocráticos). En un cineclub, los responsables de la orientación son, necesariamente, electos.

Dice la Ley del cine deCataluña en su apartado de “Definiciones”:
Cineclub: Entidad sin ánimo de lucro que se autodenomina así en sus estatutos y que tiene el objectivo principal de promover y difundir el interés por el cine en la formación de públicos por medio de diversas actividades, como proyecciones, debates, conferencias, cursos o publicaciones.

La Federazione italianadei circoli del cinema se extiende mucho más en su propuesta para los estatutos de un cineclub:
Un cineclub es una asociación cultural, privada, no partidista, no confesional y no comercial, cuyo objetivo es el desarrollo de la cultura cinematográfica y más en general de la comunicación audiovisual, ya sea a través de la proyección de películas de valor artístico e información cultural, utilizando tanto otros medios y materiales audiovisuales, y por medio de iniciativas como seminarios, investigación, análisis, referéndum, conferencias, distribución de libros y revistas y cada evento que tiende a favorecer la formación de un nuevo público y el crecimiento de la conciencia crítica, por lo contribuir a la transformación innovadora de la estructura de los sistemas de comunicación de acuerdo con las metas sociales democráticas.
 Bajo las leyes actuales los cineclubs que quieren disfrutar de los beneficios de la ley están obligados a:
observar la ausencia de lucro;
observar el requisito de convocar al menos cada tres años de los socios; 

Solo son varios ejemplos, en los que se pueden recoger algunas semejanzas que tienen que ver con la naturaleza, no de la actividad (la proyección), sino de la misma organización. El cineclub es una asociación desde el inicio. El término “club” se refiere a esa realidad. F. Macedo dice “los cineclubs tienen una estructura democrática”. El manual chileno de cineclubs habla de “organización” y del “carácter democrático” de los cineclubs. El manual argentino dice que los dirigentes de los cineclubs han de ser “electos”. La definición en Italia insiste en una “asociación cultural privada” que ha de “convocar al menos cada tres años la asamblea de socios”.

Un cineclub no solo ha de tener una programación basada en una filosofía, una estética; no solo ha de tener una finalidad no lucrativa, sino que se ha de constituir como asociación, como el “público organizado” que decía Fabio Masala. Es desde este punto de vista de organización que se desarrollan los modelos exitosos de cineclubs en el mundo. En muchísimas ocasiones con experiencias asociativas con más de 40, 50 o 60 años.

¿Qué es lo que permite estar organizado? No me voy a extender demasiado. Algunos de los manuales mencionados y aquí recogidos lo desarrollan. Y en este blog me he referido en otras ocasiones. En todo caso podemos señalar:

1.    La posibilidad de que la organización se perpetúe en el tiempo y sobreviva a sus fundadores. La reelección de dirigentes, renovación de líneas de trabajo, ampliación de actividades,… tiene que ver con la capacidad asociativa de regenerarse en el tiempo. En Colombia los cineclubs no duran en el tiempo (salvo honrosas excepciones) pero aun así la duración en el tiempo va de la mano de la permanencia insistente de los dirigentes al mando de la actividad. Si defallecen, el cineclub desaparece. Por supuesto a esta organización se le suponen fundamentos democráticos que nos permiten que la actividad y el movimiento se perpetue.

2.  Acceder a las ayudas que las diferentes administraciones en Colombia tienen. Cuando las comparo con las que tenemos en Cataluña, siento envidia. Sin embargo son muy pocos los cineclubs que pueden acceder a ayudas debido a que no están formalizados, es decir, no existen como asociación ante las administraciones. Esto convierte a la actividad cineclub en Colombia en una actividad débil, con dificultad para construir proyectos de gestión cultural de largo alcance y de fuerte impacto. Claro que no solo estar formalizado asegura poder hablar de cineclubs en Colombia ya que aunque puedan estar registrado, en muchos casos, esa actividad con naturaleza democrática no existe. No existen asambleas de socios, elecciones a los cargos dirigentes,…. Regularizarse es un paso, pero no es la panacea tampoco.

3.      Relacionarse con la industria, con los productores, con los realizadores, con otros exhibidores. Disponer de un punto de proyección alternativo es clave en el panorama actual copado por salas comerciales que nos deleitan con el “pensamiento único”. Estar formalizado permite generar ingresos, corresponder en el pago de derechos, formar parte de la industria del cine nacional y no cómo ahora donde sólo los festivales se han formalizado en la ANAFE (Asociación Nacional de Festivales) y se benefician de las ayudas de la administración local y estatal. Me resulta curioso ver como bastantes festivales en Colombia surgen de iniciativas de cineclubs. Ha sido la fórmula perfecta para programar cine sin tener que pagar derechos y con la posibilidad de acogerse a esas ayudas que principalmente el Ministerio de cultura les proporciona. Es verdaderamente curioso y significativo como una de las actividades programadas por la Cinemateca Distrital estos días sea “Cómo convertir un cineclub en un festival”, sin entender que un cineclub es una entidad con un sentido propio, sin necesidad de convertirse en nada. De hecho, en muchos países, los cineclubs organizan festivales, no se transforman en uno. Es triste ver como una entidad como Cinemateca Distrital puede ser tan ciega. La respuesta ya la di antes. Los festivales en Colombia surgen en muchos casos para evitar el pago de derechos y para recibir ayudas del sistema.

Esa formalidad que se ha dado en los festivales no se ha dado en los cineclubs. Actividad que necesita de mucho más largo recorrido y aliento que un festival que dura 5 días al año. La formalización de los cineclubs en Colombia queda pendiente. Aunque también las políticas culturales en este sentido dejan mucho que desear. No hay voluntad o esa voluntad es ciega.

Y para acabar mi reflexión, Gratis? Han de ser gratis las exhibiciones cineclubistas? Pues ahí me parece que está el meollo del asunto, el quid de la cuestión, la horma del zapato. No se entiende todavía en la necesidad de jugar un rol dentro de la industria cumpliendo con el papel del exhibidor. Que es retribuir por un trabajo. Cobrar un precio por una entrada, como dicen los cineclubs en Brasil, por una “Tasa de manutención” no solo permite cubrir gastos en los derechos, permite la libertad de programar, de construir un espacio genuino y diferente, de relacionarse con realizadores. La cultura gratis no sirve lastimosamente en nuestro sistema. Cobrar lo justo es hacer también partícipe al público de nuestra actividad. En la construcción simbólica de sentimientos, el de pertenencia es clave. También la responsabilidad que el cineclub adopta no solo con su público, sino con los autores que exhibe.


Hay un gran camino por recorrer para los cineclubs en Colombia. No hay que ser pesimistas. Las jornadas de formación para cineclubs que organiza la Cinemateca, aunque algo titubeantes, muestran un reconocimiento que los propios cineclubs han de fortalecer con sus acciones. No hay nada perdido porque nosotros….. Somos el público!!!!

7 comentaris:

  1. Buenas noches. Muy interesantes sus reflexiones sobre el "estado de las cosas" con el cineclubismo colombiano. Pertinentes, vigentes, y a tener en cuenta para un desarrollo efectivo de estos espacios de exhibición alternativos. Gracias.

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    1. Gracias Yamid, la intención es esa, que todas las opiniones ayuden al desarrollo de estos espacios

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  2. Gracias Julio por la reflexión, en total acuerdo con el título, acá no hay movimiento cineclubista, sin embargo quisiera aportar algunas reflexiones:

    1. La ley de cine nos borró del espectro, entonces no existimos legalmente y si nos conformamos jurídicamente no somos cineclubes, sino asociaciones, fundaciones, corporaciones, no hay cómo acercarse al ministerio de cultura como cineclub.
    2. Que existan elecciones no significa que exista democracia o también, que no hayan elecciones no significa que la democracia no exista. Hace varios años, existió una estructura organizativa nacional La Iguana, que a mi parecer murió al confundir democracia con elecciones. La verdad no se muy bien de ese proceso, nunca participé directamente y cuando llegué ya estaba muerta. Sin embargo rescato de allí algunos textos publicados.
    3. La Federación Internacional no ha sabido comprender ni acoger la realidad colombiana. Participaron de varios encuentros personas que hacían parte de un cineclub, pero no por ello eran cineclubistas como los describes en el artículo. Aún en los momentos cuando La Iguana estaba en su auge, la relación fue particular con personas, no con el germen del movimiento.
    5. Tal vez lo más democrático que tengamos algunos sea el no cobro, dejar la puerta abierta esperando al que quiera llegar y no dejar cerrado el círculo a unos pocos.

    Agradezco enormemente esta reflexión, a vos que cada vez conoces mucho más la realidad colombiana. Un abrazo!

    Un cineclubista o al menos alguien que comparte películas en una sala oscura bajo algún criterio, de forma gratuita y abierta y que se alegra por ello junto con unos otros.

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  3. Hola Juan Esteban,

    Efectivamente el tema de quedarse fuera de las ayudas del ministerio dificulta muchísimo. Eso es un tema que se ha de batallar mucho y no es facil. Por eso algun tipo de agremiación en la vía de una federación o de un colectivo tipo ANAFE ayudaría a representarles. Eso pasa de nuevo por un esfuerzo de organizarse formalmente.

    En cuanto al tema de la democracia, estoy de acuerdo en que pueden existir prácticas democráticas sin elecciones. Sin embargo, sigo sosteniendo que el recambio en los cargos directivos le da fuerza renovada al cineclub cada tanto tiempo. Mi experiencia me dice que sin ese recambio, un cineclub dificilmente supera los 10 o 15 años.

    En cuanto a la FICC, solo puedo decir que para participar hay que seguir el reglamento y los estatutos de la FICC. Cuando se invitó a participar a personas de Colombia, era para intentar dinamizar una federación en esos países. Eso fue el caso para países como Ecuador o Bolivia entre otros, y que ahora son miembros de la FICC.

    Un fuerte saludo cineclubista y gracias por tus comentarios

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  4. Siempre que alla un CAMBIO DE OPINIONES ES BUENO PUES ENRIQUECEN AL CONJUNTO DE LA SOCIEDAD.
    uN ABRAZO.

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    1. Exacto! Puede que no compartamos puntos de vista, pero desde luego siempre aprendemos de la confrontación dialéctica de opiniones. Gracias por tu comentario

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  5. Bueno, algunos cineclubes hemos evaluado las razones por las cuales quedamos fuera de la Ley de Cine y hemos empezado a trabajar en algunos aspectos por los que fuimos generalizados, en nuestro caso concreto, estamos proyectando siempre con derechos de exhibición, dejando claro que no solo los festivales (en el caso colombiano) saben y pueden gestionar derechos de proyección. Por otra parte, sobre el tema de la gratuidad, en nuestro caso ha funcionado el aporte voluntario. Si bien no cobramos una entrada, muchas veces este aporte nos ha sorprendido positivamente y va generando una buena costumbre en el público. Por último, sobre el tema del funcionamiento democrático que no existe, creo que es debido a un tema cultural, si no hay un doliente directo las cosas difícilmente empiezan a funcionar. Pero creo que a eso también se le pueden encontrar alternativas a mediano plazo, en nuestro caso, creo que el tema de las afiliaciones podrían funcionar. Abrazos cordiales!

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