Llevo ya unos 8 meses en Colombia
y he tenido varias experiencias con cineclubs en este país, especialmente en
Bogotá. Estoy colaborando con el cineclub la imagen viajera en la parte de
programación y comunicación y he realizado un taller de formación de cineclubsen la Cinemateca Distrital, especialmente dirigido a sus salas asociadas,
muchas de ellas cineclubs. A partir de esa experiencia llego a algunas
conclusiones, muy personales. Las enumero y las justifico
- En Colombia el cineclubismo no existe.
- La organización es la clave de la existencia de un movimiento cineclubista.
- La gratuidad de las exhibiciones cineclubistas en Colombia es un cáncer.
- Los cineclubs en Colombia no juegan ningún papel en el tablero del sector del cine.
La primera afirmación quiere ser polémica, pero solo para despertar
alguna reflexión en torno a la realidad un tanto sui generis de los cineclubs
en Colombia, especialmente cuando los comparamos con el movimiento cineclubista
de otros países, incluso en su entorno regional americano.
Claro, en Colombia hay cientos de cineclubs, o al menos así se
autodenominan. Y sin embargo la realidad es que son únicamente puntos de
exhibición alternativos, con un claro trabajo de difusión de un cierto tipo de
cine alejado del mainstream. Realizan una actividad loable en cuanto que en
muchas ocasiones esos puntos de exhibición son la única oportunidad para ver un
cine diferente. Pero solo con esa actividad no podemos hablar de cineclubs. Un cineclub no es solo encontrarse para ver películas.
Puede
parecer inútil regresar una y otra vez a la definición de cineclub y sin
embargo, puede resultar útil en cuanto a que el vocablo se ha prestado a usos
de todos tipos, lejos del que históricamente ha configurado una realidad de
movimiento en todo el mundo.
Dice Felipe Macedo en su “Manual do cineclube”:
1. Los cineclubs no tienen fines lucrativos.
2. Los cineclubs tienen una estructura democrática.
3. Los cineclubs tienen un compromiso cultural o ético.
Un Cine Club (cineclub o cine-club) es una organización de personas
que se reúnen para la apreciación de obras cinematográficas de forma colectiva.
El carácter democrático, reflexivo y participativo es inherente a esta
actividad, que busca educar a los públicos a través del debate horizontal entre
los participantes y el acceso a obras que en general no se encuentran en el
circuito comercial.
Museos, entidades
educacionales, asistenciales u otras generan buenas iniciativas de difusión del
cine, justas, eficientes y necesarias pero, en rigor, no son democráticas (por
supuesto, no toda organización debe, necesariamente, ser democrática; con
frecuencia, la especialización, la necesidad de formación previa o la
existencia de fines precisos determinan la necesidad de dirigentes escogidos
con otros criterios que no deben ser considerados antidemocráticos). En un
cineclub, los responsables de la orientación son, necesariamente, electos.
Dice la Ley del cine deCataluña en su apartado de “Definiciones”:
Cineclub: Entidad sin
ánimo de lucro que se autodenomina así en sus estatutos y que tiene el
objectivo principal de promover y difundir el interés por el cine en la
formación de públicos por medio de diversas actividades, como proyecciones,
debates, conferencias, cursos o publicaciones.
La Federazione italianadei circoli del cinema se extiende mucho más en su propuesta para los estatutos de un cineclub:
Un cineclub es una
asociación cultural, privada, no partidista, no confesional y no comercial,
cuyo objetivo es el desarrollo de la cultura cinematográfica y más en general
de la comunicación audiovisual, ya sea a través de la proyección de películas
de valor artístico e información cultural, utilizando tanto otros medios y
materiales audiovisuales, y por medio de iniciativas como seminarios,
investigación, análisis, referéndum, conferencias, distribución de libros y
revistas y cada evento que tiende a favorecer la formación de un nuevo público
y el crecimiento de la conciencia crítica, por lo contribuir a la
transformación innovadora de la estructura de los sistemas de comunicación de
acuerdo con las metas sociales democráticas.
Bajo las leyes
actuales los cineclubs que quieren disfrutar de los beneficios de la ley están
obligados a:
observar la ausencia de
lucro;
observar el requisito de
convocar al menos cada tres años de los socios;
Solo
son varios ejemplos, en los que se pueden recoger algunas semejanzas que tienen
que ver con la naturaleza, no de la actividad (la proyección), sino de la misma
organización. El cineclub es una asociación desde el inicio. El término “club”
se refiere a esa realidad. F. Macedo dice “los cineclubs tienen una estructura
democrática”. El manual chileno de cineclubs habla de “organización” y del
“carácter democrático” de los cineclubs. El manual argentino dice que los
dirigentes de los cineclubs han de ser “electos”. La definición en Italia
insiste en una “asociación cultural privada” que ha de “convocar al menos cada
tres años la asamblea de socios”.
Un
cineclub no solo ha de tener una programación basada en una filosofía, una
estética; no solo ha de tener una finalidad no lucrativa, sino que se ha de
constituir como asociación, como el “público organizado” que decía Fabio
Masala. Es desde este punto de vista de organización que se desarrollan los
modelos exitosos de cineclubs en el mundo. En muchísimas ocasiones con
experiencias asociativas con más de 40, 50 o 60 años.
¿Qué
es lo que permite estar organizado? No me voy a extender demasiado. Algunos de
los manuales mencionados y aquí recogidos lo desarrollan. Y en este blog me he
referido en otras ocasiones. En todo caso podemos señalar:
1. La posibilidad de que la organización se
perpetúe en el tiempo y sobreviva a sus fundadores. La reelección de
dirigentes, renovación de líneas de trabajo, ampliación de actividades,… tiene
que ver con la capacidad asociativa de regenerarse en el tiempo. En Colombia
los cineclubs no duran en el tiempo (salvo honrosas excepciones) pero aun así
la duración en el tiempo va de la mano de la permanencia insistente de los
dirigentes al mando de la actividad. Si defallecen, el cineclub desaparece. Por
supuesto a esta organización se le suponen fundamentos democráticos que nos
permiten que la actividad y el movimiento se perpetue.
2. Acceder a las ayudas que las diferentes
administraciones en Colombia tienen. Cuando las comparo con las que tenemos en
Cataluña, siento envidia. Sin embargo son muy pocos los cineclubs que pueden
acceder a ayudas debido a que no están formalizados, es decir, no existen como
asociación ante las administraciones. Esto convierte a la actividad cineclub en
Colombia en una actividad débil, con dificultad para construir proyectos de
gestión cultural de largo alcance y de fuerte impacto. Claro que no solo estar
formalizado asegura poder hablar de cineclubs en Colombia ya que aunque puedan
estar registrado, en muchos casos, esa actividad con naturaleza democrática no
existe. No existen asambleas de socios, elecciones a los cargos dirigentes,…. Regularizarse
es un paso, pero no es la panacea tampoco.
3.
Relacionarse con la industria, con los
productores, con los realizadores, con otros exhibidores. Disponer de un punto
de proyección alternativo es clave en el panorama actual copado por salas
comerciales que nos deleitan con el “pensamiento único”. Estar formalizado
permite generar ingresos, corresponder en el pago de derechos, formar parte de
la industria del cine nacional y no cómo ahora donde sólo los festivales se han
formalizado en la ANAFE (Asociación Nacional de Festivales) y se benefician de
las ayudas de la administración local y estatal. Me resulta curioso ver como
bastantes festivales en Colombia surgen de iniciativas de cineclubs. Ha sido la
fórmula perfecta para programar cine sin tener que pagar derechos y con la
posibilidad de acogerse a esas ayudas que principalmente el Ministerio de
cultura les proporciona. Es verdaderamente curioso y significativo como una de las actividades
programadas por la Cinemateca Distrital estos días sea “Cómo convertir un cineclub en un
festival”, sin entender que un cineclub es una entidad con un sentido propio,
sin necesidad de convertirse en nada. De hecho, en muchos países, los cineclubs
organizan festivales, no se transforman en uno. Es triste ver como una entidad
como Cinemateca Distrital puede ser tan ciega. La respuesta ya la di antes. Los
festivales en Colombia surgen en muchos casos para evitar el pago de derechos y
para recibir ayudas del sistema.
Esa formalidad que se ha dado en los festivales no se
ha dado en los cineclubs. Actividad que necesita de mucho más largo recorrido y
aliento que un festival que dura 5 días al año. La formalización de los cineclubs
en Colombia queda pendiente. Aunque también las políticas culturales en este
sentido dejan mucho que desear. No hay voluntad o esa voluntad es ciega.
Hay
un gran camino por recorrer para los cineclubs en Colombia. No hay que ser
pesimistas. Las jornadas de formación para cineclubs que organiza la
Cinemateca, aunque algo titubeantes, muestran un reconocimiento que los propios
cineclubs han de fortalecer con sus acciones. No hay nada perdido porque
nosotros….. Somos el público!!!!
Buenas noches. Muy interesantes sus reflexiones sobre el "estado de las cosas" con el cineclubismo colombiano. Pertinentes, vigentes, y a tener en cuenta para un desarrollo efectivo de estos espacios de exhibición alternativos. Gracias.
ResponEliminaGracias Yamid, la intención es esa, que todas las opiniones ayuden al desarrollo de estos espacios
EliminaGracias Julio por la reflexión, en total acuerdo con el título, acá no hay movimiento cineclubista, sin embargo quisiera aportar algunas reflexiones:
ResponElimina1. La ley de cine nos borró del espectro, entonces no existimos legalmente y si nos conformamos jurídicamente no somos cineclubes, sino asociaciones, fundaciones, corporaciones, no hay cómo acercarse al ministerio de cultura como cineclub.
2. Que existan elecciones no significa que exista democracia o también, que no hayan elecciones no significa que la democracia no exista. Hace varios años, existió una estructura organizativa nacional La Iguana, que a mi parecer murió al confundir democracia con elecciones. La verdad no se muy bien de ese proceso, nunca participé directamente y cuando llegué ya estaba muerta. Sin embargo rescato de allí algunos textos publicados.
3. La Federación Internacional no ha sabido comprender ni acoger la realidad colombiana. Participaron de varios encuentros personas que hacían parte de un cineclub, pero no por ello eran cineclubistas como los describes en el artículo. Aún en los momentos cuando La Iguana estaba en su auge, la relación fue particular con personas, no con el germen del movimiento.
5. Tal vez lo más democrático que tengamos algunos sea el no cobro, dejar la puerta abierta esperando al que quiera llegar y no dejar cerrado el círculo a unos pocos.
Agradezco enormemente esta reflexión, a vos que cada vez conoces mucho más la realidad colombiana. Un abrazo!
Un cineclubista o al menos alguien que comparte películas en una sala oscura bajo algún criterio, de forma gratuita y abierta y que se alegra por ello junto con unos otros.
Hola Juan Esteban,
ResponEliminaEfectivamente el tema de quedarse fuera de las ayudas del ministerio dificulta muchísimo. Eso es un tema que se ha de batallar mucho y no es facil. Por eso algun tipo de agremiación en la vía de una federación o de un colectivo tipo ANAFE ayudaría a representarles. Eso pasa de nuevo por un esfuerzo de organizarse formalmente.
En cuanto al tema de la democracia, estoy de acuerdo en que pueden existir prácticas democráticas sin elecciones. Sin embargo, sigo sosteniendo que el recambio en los cargos directivos le da fuerza renovada al cineclub cada tanto tiempo. Mi experiencia me dice que sin ese recambio, un cineclub dificilmente supera los 10 o 15 años.
En cuanto a la FICC, solo puedo decir que para participar hay que seguir el reglamento y los estatutos de la FICC. Cuando se invitó a participar a personas de Colombia, era para intentar dinamizar una federación en esos países. Eso fue el caso para países como Ecuador o Bolivia entre otros, y que ahora son miembros de la FICC.
Un fuerte saludo cineclubista y gracias por tus comentarios
Siempre que alla un CAMBIO DE OPINIONES ES BUENO PUES ENRIQUECEN AL CONJUNTO DE LA SOCIEDAD.
ResponEliminauN ABRAZO.
Exacto! Puede que no compartamos puntos de vista, pero desde luego siempre aprendemos de la confrontación dialéctica de opiniones. Gracias por tu comentario
EliminaBueno, algunos cineclubes hemos evaluado las razones por las cuales quedamos fuera de la Ley de Cine y hemos empezado a trabajar en algunos aspectos por los que fuimos generalizados, en nuestro caso concreto, estamos proyectando siempre con derechos de exhibición, dejando claro que no solo los festivales (en el caso colombiano) saben y pueden gestionar derechos de proyección. Por otra parte, sobre el tema de la gratuidad, en nuestro caso ha funcionado el aporte voluntario. Si bien no cobramos una entrada, muchas veces este aporte nos ha sorprendido positivamente y va generando una buena costumbre en el público. Por último, sobre el tema del funcionamiento democrático que no existe, creo que es debido a un tema cultural, si no hay un doliente directo las cosas difícilmente empiezan a funcionar. Pero creo que a eso también se le pueden encontrar alternativas a mediano plazo, en nuestro caso, creo que el tema de las afiliaciones podrían funcionar. Abrazos cordiales!
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